Apenas unas semanas después de que las empresas tuvieran que parar su actividad, ahora, con la moderación de las medidas de confinamiento, se les pide que vuelvan a ponerse en marcha a una velocidad sin precedentes. La incertidumbre sobre cómo evolucionará la pandemia y las medidas sociales, políticas y fiscales que se impulsarán complican el desafío al que se enfrentan.
Reanudar la actividad no implica una vuelta a la normalidad; ya que el impredecible periodo que comienza traerá cambios importantes en la economía, en los estándares culturales y en los valores y comportamientos por los que se rige la sociedad. Para afrontar la reapertura y superar la incertidumbre, es necesario un plan de reinvención.
Esta es la oportunidad -también una necesidad- para que muchas compañías desarrollen aquellas capacidades en las que desearían haber invertido antes: ser más digitales, data-driven y estar en cloud; contar con estructuras de costos más variables, con operaciones ágiles y automatizadas y ser fuertes en e-commerce y seguridad. Los directivos deben ver la reapertura de sus negocios como el comienzo de un viaje hacia una transformación más amplia.