Innovación doméstica

La innovación no depende únicamente de tecnología y dispositivos, sino que también es resultado del ingenio de cada persona en circunstancias difíciles. Existe la necesidad de que las organizaciones reajusten su modelo de innovación para ofrecer herramientas (en lugar de soluciones) que permitan a las personas ser más creativas en sus vidas.

Los “trucos” siempre han sido parte de la cultura popular, pero nunca tanto como en 2020. Todos los hogares han ideado sus propias soluciones creativas. Muchas personas han transformado sus espacios vitales y han modificado objetos de la vida diaria para adaptarlos a sus nuevas necesidades.

También la iniciativa empresarial está en auge gracias a personas que convierten sus soluciones para la pandemia en una forma de ganarse la vida, como el ciclista que abrió un taller de bicicletas en su patio trasero o la publicista de una cadena de gimnasios que lanzó su propia plataforma online para hacer ejercicio.

Las plataformas se están adaptando para dar respuesta a los problemas más urgentes. Ante la suspensión de los conciertos en directo, Fortnite y Travis Scott se unieron para una actuación ⁴ que tuvo más de 12 millones de espectadores. Las plataformas también se están convirtiendo en poco tiempo en lugares donde las personas pueden monetizar su creatividad.

Los artistas están sabiendo aprovechar las oportunidades que ofrece TikTok, alcanzando en algunos casos un éxito instantáneo cuando sus canciones y retos se hacen virales. Eso también ha tenido una consecuencia imprevista, ya que médicos y enfermeros están usando la plataforma para llegar a más gente.

Estas plataformas ofrecen algo fundamental para personas con pequeñas empresas: una forma de crear contenidos con facilidad y llegar a un gran número de clientes potenciales.

Las organizaciones tienen que encontrar la forma de participar en esta revolución de lo doméstico. Deben comprender que las líneas que separaban innovación y creación (pero también creador y cliente) están desapareciendo. En la industria del diseño, por ejemplo, llevamos mucho tiempo defendiendo las ventajas de la creación conjunta para obtener los mejores productos y servicios posibles. Ahora las organizaciones tienen que empezar a ver la creación conjunta como un resultado, diseñando herramientas y plataformas para que las personas puedan crear por sí mismas.

Los equipos de creativos deben tener en cuenta el conjunto del ecosistema para diseñar y desarrollar plataformas en las que otras personas puedan crear sus productos y servicios. Las plataformas pueden ser de muchos tipos: desde Shopify, que ofrece a pequeñas y medianas empresas una forma de vender a sus clientes, hasta la plataforma social de juegos Roblox, en la que los jugadores pueden diseñar, comprar y vender artículos de moda digitales.

La innovación a nivel corporativo no es solo una cuestión de ideas. También hace falta energía, coraje, armonía y liderazgo para ponerla en práctica, en muchos casos realizando pruebas sucesivas durante un largo tiempo antes de conseguir el éxito. Hasta hace poco, la innovación podía empezar haciéndose preguntas como “qué vendrá después del smartphone”. Ahora hay una nueva pregunta que todas las organizaciones deben incorporar a su proceso de innovación: ¿qué otra cosa podría hacer la gente con esto?