Con las estrategias establecidas para reorganizar dónde y cómo trabajan las personas, los directores de recursos humanos deben trabajar para atraer nuevos talentos y apoyar a la fuerza de trabajo a través de los cambios que se avecinan. Una cultura de trabajo flexible, sostenible, centrada en la comunidad y transparente ayudará a atraer a los expertos necesarios, desde científicos del clima (clave para los objetivos medioambientales, sociales y de gobernanza de la industria) hasta talentos expertos en tecnología de industrias adyacentes. También hay que tomar medidas proactivas para atraer a las mujeres, a las personas con familia y con otras responsabilidades a la nueva y flexible industria minera, ya que la pandemia puede exacerbar la desigualdad.2
De cara al futuro, las empresas deben crear el mayor número posible de oportunidades de mejora de las competencias. Éstas deben abarcar desde la formación continua centrada en el individuo (a través de cursos masivos abiertos en línea, etc.), programas digitales estratégicos a gran escala, así como programas de tutoría y tutoría inversa. Y, por último, las empresas deben esforzarse por reconectar plenamente con los individuos que componen su plantilla. Las empresas prosperan cuando abordan toda la gama de necesidades fundamentales de la fuerza de trabajo, dejándola en una situación mejor. En concreto, es imperativo garantizar el bienestar financiero, emocional, mental y físico de los trabajadores, así como mejorar su sentido de pertenencia e inclusión, y su búsqueda para encontrar un propósito en su trabajo.3