En pocas palabras
- El capitalismo está cambiando. Las personas son cada vez más conscientes de cómo afectan sus compras a los recursos del planeta. Y eso les preocupa. La pandemia de COVID-19 no ha hecho más que acelerar esta tendencia, ya que la crisis redefine nuestras prioridades.
- El crecimiento que no busca más que el beneficio está llamado a desaparecer, ya que las personas demandan productos y servicios que sean beneficiosos tanto para la sociedad como para el medio ambiente.
- El uso generalizado de soluciones digitales para dar soporte a los clientes que tienen que quedarse en casa debido a la pandemia puede preparar el terreno para la adopción de tecnologías aún más innovadoras.
- El diseño está desplazando su punto de mira del “yo” al “nosotros”. Pronto dejará de estar centrado solo en el usuario y pasará a ser un diseño pensado para las personas.
- El éxito sonreirá a las marcas que tengan una avanzada visión a largo plazo y que se preocupen por el planeta y sus habitantes (y las causas que defienden).
Se acabó el “business as usual”
Siempre ha existido una relación muy íntima entre economía y política, entre capitalismo y recursos, entre tecnología y sociedad, aunque la opinión pública nunca había sido tan consciente como ahora de lo que eso significa. La pandemia de COVID-19 en todo el mundo ha llevado al límite a cadenas de suministro y supermercados, ha obligado a los gobiernos a buscar soluciones sanitarias desesperadamente, y ha hecho que funcionarios, ciudadanos privados y empresas recurran cada vez más a nuevas y prometedoras tecnologías para adaptarse a un mundo que, de la noche a la mañana, está dominado por el confinamiento y las medidas de control de la enfermedad.
Lo inesperado de esta situación no hecho sino acelerar muchas de las cuestiones de las que hablamos en nuestras tendencias para 2020. Las empresas se están viendo obligadas a cambiar sus estrategias y replantearse sus modelos (y posiblemente también sus objetivos) antes y con mayor rapidez de lo que pensaban.
El tema que domina sobre todos los demás es el reajuste de los principios básicos, algo que ya era importante pero ha pasado a ser transcendental. Los cambios en nuestros comportamientos, valores y prioridades están afectando a todos los campos de la empresa y el diseño.
Estamos convencidos de que se trata de una oportunidad única para innovar en modelos de negocio, servicios y productos a partir de nuevas definiciones de valor.
Una cosa parece clara: en el futuro triunfarán quienes sean capaces de adoptar una visión a largo plazo (empezando por su impacto sobre el planeta y la sociedad) y de aceptar la complejidad del mundo real.
Mientras exploras las tendencias, piensa en las preguntas que plantean acerca del futuro de la empresa, la tecnología, el diseño y el mundo, tanto después de la pandemia como a más largo plazo. La curiosidad, las dudas y las acciones resultantes definirán la relación entre marcas y personas en las próximas décadas.
Estas tendencias son las que, en nuestra opinión, serán las más importantes para organizaciones, clientes, empleados y accionistas no solo en los próximos 12 meses, sino durante mucho más tiempo.
METATENDENCIA
Reajuste de los principios básicos
Mucho antes de la pandemia, el mundo se enfrentaba a constantes alteraciones políticas, sociales y medioambientales.
Las personas exigían productos y servicios que no solo fueran importantes para ellas, sino que también beneficiaran a la sociedad y al medio ambiente. La crisis intensificó esa demanda y las empresas se vieron aún más presionadas para actuar de manera responsable y (en la medida de lo posible) proactiva en tiempos revueltos. Mientras tanto, la tecnología sigue propiciando cambios a un ritmo sin precedentes; cambios que, a su vez, podrían verse acelerados por la crisis. La distancia social y el confinamiento han hecho que más y más personas utilicen soluciones digitales, lo que en el futuro podría facilitar desde la adopción de monedas nacionales digitales hasta la creación de dobles digitales.
Tanto para las empresas como para las personas, lo que todo esto significa es nada menos que un completo reajuste de los principios básicos.
Pese a la convulsión que ha generado, el COVID-19 también ofrece una oportunidad única para innovar en modelos de negocio, servicios y productos a partir de nuevas definiciones de valor.
Este realineamiento conduce potencialmente a una innovación icónica que va más allá del ámbito de la puesta en marcha.
Las empresas que tengan la valentía de reconocer esta metatendencia y responder a ella encontrarán un gran número de retos y oportunidades en su camino hacia la transformación. A medida que esas transformaciones se materialicen, una cosa parece clara: en el futuro triunfarán quienes sean capaces de adoptar una visión a largo plazo, empezando por su impacto sobre el planeta y la sociedad.