El reto de la competitividad no es nuevo para las empresas europeas. Esta realidad se hace patente cuando comparamos el crecimiento registrado en Europa desde la recesión de 2008 con el de EE. UU. y China. Tal y como señala nuestro estudio, desde el año 2000 al 2019, Europa alcanzó una tasa real de crecimiento anual compuesto del PIB del 1,5%. En contraste, esta cifra alcanzó el 2% en Norteamérica y el 9% en China. El impacto a largo plazo del COVID-19 es ahora más claro y sabemos que las disrupciones causadas por la pandemia son, por un lado, una amenaza, pero, por otro, una oportunidad. Con tanta incertidumbre, el mayor riesgo al que se enfrentan las empresas europeas es que sus líderes se sientan tentados a mantenerse a la defensiva durante demasiado tiempo.

Creemos que Europa (y sus empresas líderes) cuentan con fortalezas únicas. Es hora de sacarles partido. Al tiempo que Europa emerge de las dificultades que ha ocasionado la pandemia, las empresas europeas tienen la oportunidad de cerrar la brecha de competitividad y recuperar el terreno perdido. Dos tercios de los directivos encuestados creen que el mercado europeo experimentará una recuperación rápida en forma de "V" o una evolución lenta pero constante en "U". Pero, para que esto se convierta en una realidad, los líderes más valientes deben invertir en innovación, tecnología y en las personas para reinventar la forma en la que Europa hace negocios.