Queda claro que la infraestructura de la TI se ha convertido en un algo mucho más difícil de instrumentar. Si no se repiensa la manera de diseñar en este ámbito, se corre el riesgo de terminar teniendo esquemas innecesariamente complejos, que podrían tener serias consecuencias en el mundo real.
En los peores casos, el desempeño de la TI hasta puede empeorar con la nube. A pesar de que los proveedores de la nube ofrecen una infraestructura líder a nivel mudial, activos de alta calidad y una innovación mucho más democrática, es posible que las empresas tengan problemas para lograr la efectividad que tenían en un centro de datos local. ¿Por qué? Porque ni la infraestructura ni los procesos ni las aptitudes de quienes los manejan van al ritmo de los nuevos requisitos de los negocios digitales.
Esta necesidad de reformular la infraestructura para que funcione con la nube es el motivo por el cual hablamos de un renacimiento en la infraestructura. Y de un reconocimiento renovado de su importancia para una empresa moderna.
Este renacimiento también se pone de manifiesto con la disponibilidad, la sofisticación y la escalabilidad que puede generar la infraestructura. De hecho, en la actualidad, este es el único factor que hace que un negocio digital marque la diferencia. Las empresas ganadoras diseñan su infraestructura para lograr una ventaja competitiva en esta enorme y creciente variedad de capacidades.
Es uno de los motivos clave por el cual los nativos digitales alcanzan un éxito tan enorme y disruptivo. Una infraestructura de TI moderna permite que las empresas hagan cosas nuevas, creen nuevos productos, desarrollen nuevas ofertas, ingresen a nuevos mercados y lleven a cabo nuevos experimentos en un lugar que antes era impensado.