El momento de la política digital

Los gobiernos tienen un papel fundamental como orquestadores de ecosistemas digitales en la sociedad, así como un papel único en el desarrollo de políticas, estándares y financiación de los procesos de digitalización.

Una de las prioridades en este sentido, deben ser las políticas que favorecen la digitalización del modelo productivo del país. Más allá de este papel principal del sector público como promotor y orquestador de políticas digitales, los diferentes gobiernos (local, regional o estatal) deben poner especial foco en la productividad y en la satisfacción de los ciudadanos respecto a la demanda de servicios a través de tecnologías digitales. Los ecosistemas deben proporcionar eficiencias, así como la capacidad de desarrollar servicios más rápido en un entorno de confianza digital.

Para ayudar en este proceso de digitalización, desde Accenture e IDC planteamos un ejercicio de reflexión conjunta con diferentes directivos responsables IT de las administraciones local, regional y estatal mediante 14 entrevistas desarrolladas principalmente en el primer semestre de 2022.

Las políticas digitales son ya una parte fundamental de la agenda pública. La tecnología está pasando de ser entendida de acuerdo con su función instrumental a serlo en tanto que componente estratégico de la agenda política.

Estamos siendo testigos de un avance muy destacado hacia la digitalización de nuestra sociedad. Este proceso se cuantifica con una métrica macroeconómica global en la que se ha llegado a un hito importante: prácticamente 2/3 del PIB mundial ya está digitalizado, es decir, proviene de empresas, productos o servicios digitales.

A pesar de la indudable importancia que se le está concediendo a la digitalización, el análisis del grado de madurez digital de las Administraciones Públicas en los últimos años refleja la capacidad de mejora aún existente.

Seguimos estando por detrás de otros países europeos en inversión. Así, países como Finlandia o Dinamarca invierten más del 1% de su PIB en digitalización del Sector Público mientras España se sitúa entre los países que menos recursos dedican en este sentido con menos del 0,4% del PIB.

No obstante, el momento presupuestario supone una ventana de oportunidad que es fundamental aprovechar para revertir esta tendencia con la llegada de los Fondos Next Generation bajo el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

Las políticas digitales son ya una parte estratégica de la agenda pública. Y para que esta evolución en el servicio público se asiente, se hace necesario que la función tecnológica esté representada en los comités de dirección de todas las grandes administraciones públicas.

Por tanto, el ascenso a la categoría directiva de los responsables públicos de tecnologías es recomendable para el pleno desarrollo de su cometido estratégico en la modernización de las administraciones públicas.

Desde ese liderazgo compartido, la tecnología podrá contribuir activamente a desarrollar una nueva función: el ayudar a pensar de otra manera desde el inicio de cualquier iniciativa política o de gestión. Ello pasa por contribuir a diseñar Instituciones con estrategias y políticas duraderas, a poner los faros largos en el diseño institucional que produzca resultados cuando se materialicen los riesgos o las oportunidades.

Uno de los retos principales para mantener el conocimiento tiene que ver con la retención del talento. El Sector Público vive una tormenta perfecta en el talento que origina pérdida de personas clave y dificultades de acceso a nuevos recursos. Esta tormenta está propiciada por el envejecimiento de las plantillas, la baja tasa de reposición (hasta ahora) y el bajo atractivo profesional de la función pública para los profesionales del sector TI.

En este contexto, se hace necesario realizar una gestión (estratégica) del talento TI público. Se puede afirmar con rotundidad que los profesionales digitales son hoy trabajadores esenciales. Ello exige de la creación de cuerpos, allí donde no existan, y del impulso de la relevancia de los actuales.

La gestión estratégica del talento debe traer consigo un futuro profesional atractivo para los profesionales tanto TI como no TI.