Por la escala y la velocidad a la que avanza, el brote de COVID-19 ha generado una crisis humanitaria y social sin precedentes, con implicaciones inmediatas y a largo plazo en la forma en la que trabajamos y nos relacionamos. La prioridad es proteger la salud y la seguridad de las personas; también dentro de sus lugares de trabajo. Los líderes y directivos, bien informados, deben tomar decisiones rápidas y poner en marcha medidas que protejan y apoyen a sus empleados y que aseguren el funcionamiento de sus operaciones más críticas de modo que puedan contribuir a la continuidad social.