Después de las enormes interrupciones causadas por el COVID-19 en 2020, las empresas buscan retomar el rumbo y, lo que es más importante, construir su futuro.
El año pasado nos ha hecho replantearnos supuestos muy arragiados acerca de cómo operan las empresas y cómo vive la gente. Al observar sus operaciones, las empresas se encontraron con cadenas de suministro frágiles, fuentes de información poco fiables y nuevas necesidades de los clientes. A medida que se han adaptado a estas realidades, las más exitosas se han convertido en Maestras del Cambio.
Ha quedado claro que no hay liderazgo sin liderazgo tecnológico. La rápida aceleración digital vivida, ha colocado a la tecnología como piedra angular del liderazgo mundial.
Las empresas también han aprendido que los líderes no esperan la "nueva normalidad", la construyen ellos mismos. Los grandes cambios actuales requieren un liderazgo audaz y priorizar la tecnología. No se trata solo de recuperar el negocio, hay que cambiar convenciones y crear una nueva visión para el futuro.
En este futuro, las empresas estarán preparadas para tener un impacto enorme en el mundo que las rodea, y el éxito financiero será solo una medida de liderazgo. Es una oportunidad única para reconstruir el mundo mejor de lo que era antes de la pandemia. Esto implica ampliar nuestra definición de valor para que incluya cómo está prosperando la gente, cuál es el impacto sobre el medio ambiente, mayor inclusión y diversidad, etc.
Un nuevo futuro se dibuja en el horizonte, diferente del que se esperaba. A medida que este futuro vaya tomando forma, no habrá lugar para empresas que se aferren al pasado. ¿Esperarás a ver cambiar el mundo a tu alrededor? ¿O quieres ser tú quien lo dirija? La gente ya está preparada para algo nuevo y es hora de que las empresas se unan a la acción. Abriendo paso al cambio.