Una campaña de ámbito nacional que hace foco en las pequeñas mentiras que nos decimos a nosotros mismos cuando mezclamos alcohol y conducción, y en que esas mentiras empiezan desde el primer trago. Para desarrollar este mensaje las piezas de comunicación utilizan una versión del clásico infantil “Vamos a contar mentiras”.

¿Y si para contar que aterrizamos en Italia, contamos que llegamos a la vida real de un italiano real, que se convierta en nuestro primer cliente y nos ayude a contar su experiencia a todos los demás? Para ello, desarrollamos una campaña 360º basada en “Reality Ad”, un formato, en el que todo lo que ocurre en los anuncios está sucediendo al mismo tiempo en la realidad.  

La audiencia se asoma a su vida por la ventana de su estudio, a través de una gran lona instalada en su edificio.