La inteligencia artificial (IA) viene ocupando cada vez más titulares alrededor del mundo. Se la suele presentar como una salvación económica o como precursora de la desintegración de la sociedad. Lo que generalmente falta es un intento claro de evaluar el real valor puede traer la IA y los desafíos que deben ser superados para que la sociedad se beneficie de esta inevitable disrupción, en vez de sufrir con ella. Es lo que tratamos de hacer para el caso de Sudamérica.
La región tiene una necesidad apremiante de alcanzar una solución sostenible para sus persistentes bajos niveles de productividad y crecimiento económico. Afortunadamente, la IA promete transformar la base del crecimiento económico sudamericano.
Accenture analizó cinco economías sudamericanas, así como de varios otros países desarrollados y emergentes fuera de la región, para entender el impacto de la inteligencia artificial. Encontró que la IA tiene el potencial de agregar hasta un punto porcentual a los índices de crecimiento de las economías sudamericanas en el año 2035.
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Al actuar como un híbrido de capital y mano de obra, la inteligencia artificial es capaz de ampliar e ir más allá de la actual capacidad que tienen el capital y la mano de obra para impulsar el crecimiento económico. Nuestra investigación revela oportunidades significativas de creación de valor.
Preparar a la nueva generación para un futuro de IA—integrar la inteligencia humana con la inteligencia artificial para que puedan coexistir de manera exitosa, y reforzar el rol de las personas como motores del crecimiento.
Fortalecer los ecosistemas de IA—asegurarse de que las relaciones entre las start-ups, grandes empresas, investigadores académicos, organismos gubernamentales y otras partes interesadas sean periódicas e intensas.
Promover reglamentaciones impulsadas por la IA—actualizar y crear legislación que sea flexibles y se “auto-mejore” para zanjar la brecha entre el ritmo del cambio tecnológico y el de las respuestas regulatorias.
Promover un código de ética para la IA—los debates éticos deben complementarse con normas y mejores prácticas más tangibles para el desarrollo de máquinas inteligentes.
Minimizar los riesgos a la cohesión social—Las sociedades sudamericanas ya están entre las más desiguales del mundo, por lo cual los formuladores de políticas deben actuar de forma preventiva para limitar los riesgos que la inteligencia artificial podría suponer para los sectores y regiones más vulnerables.