Esta vez es diferente
Julio 1, 2018
Julio 1, 2018
Aunque no siempre haya sido bien entendido, el término “inteligencia artificial” existe desde hace muchos años.
Se utilizó por primera vez nada menos que en 1956 y, desde entonces, ha tenido una vida de lo más ajetreada, alternando oleadas de optimismo con momentos de desencanto o inercia (los “inviernos de la IA”). Ningún avance ha llegado a estar a la altura de lo esperado y, hasta ahora, ninguno de ellos ha conseguido generalizar el uso de la tecnología.
¿Qué es lo que ha cambiado?
Se han producido avances considerables en las tecnologías y capacidades que hacen posible la IA. Por ejemplo, las actuales aplicaciones de IA tienen acceso a una capacidad de procesamiento en cloud virtualmente ilimitada y niveles cada vez más altos de eficiencia computacional.
Si a eso se añade el descenso en el coste de sistemas de almacenamiento, la aparición de plataformas de código abierto y el crecimiento exponencial de los volúmenes de datos disponibles para modelos de IA, el resultado es una combinación imbatible de tecnologías y capacidades.
Esa combinación está generalizando el uso de la IA, que es ya una prioridad para prácticamente todos los gigantes tecnológicos en el mundo (Google, Amazon, Facebook, Microsoft, Baidu, Alibaba o Tencent, entre otros muchos).
A medida que aumenta la masa crítica y las tecnologías siguen evolucionando para gestionar datos de creciente complejidad y participar en operaciones cada vez más sofisticadas, las empresas han empezado a incrementar e industrializar el uso que hacen de la IA. El 75 % de los ejecutivos cree que su organización implementará de forma activa algún tipo de IA en los tres próximos años.
El 75 % de los ejecutivos cree que su organización implementará de forma activa algún tipo de IA en los tres próximos años.